jueves, 15 de abril de 2010

Duró 45 días


Una de las relaciones más efímeras que he tenido. Nadie comprende su profunidad, ni yo misma. Todo fue tan rápido, tan intenso, tan profundo. Tan nuestro.

Empezó una noche de encuentro casual a través de unos amigos. No fue esperado. El no lo esperaba, ciertamente yo tampoco. Su vida, la mía. Su historia y la mía parecían estar destinadas a coincidir. Coincidieron.

Nos faltó tiempo para continuar la conversación, para que nuestros cuerpos se pudieran seguir descubriendo y deseando y para que nuestras circunstancias aprendieran a convivir.

Ambos divorciados, él con hijos, yo no. Su exesposa presente, mi exmarido...con su nuevo encuentro e inexistente. Aparente aceptación de nuestro pasado y de nuestra realidad.

¿Qué fue lo que no vi? No lo sé. Por vez primera me aventé a nadar sin chaleco salvavidas y sin tener la certeza de saber la existencia de un puerto seguro en el trayecto. Me gustó. Sentí vértigo, emoción, ganas en cada encuentro. El también.

Me declaró su amor al poco tiempo. Supe que era cierto. Yo también a él. Por supuesto, los apologistas del desencanto insistían en que esto no era otra cosa mas que un enamoramiento pasajero y que habría que esperar 6 meses, como indica la teoría sobre el desarrollo de las parejas y los plazos a meses sin intereses, para conocer el desenlace final de este idilio.

No fue necesario esperar tanto tiempo. Una noche de amor, pues no fue pasión, fue AMOR, me hizo la más hermosa promesa de amor que alguien me ha hecho en la vida. La creí. La sentí. La acepté y fue recíproco, pues yo también correspondí.

Un día después....simplemente me envió un mensaje por el celular con una frase lapidaria.

No lo he vuelto a ver ni a hablar con él.

No sé qué pasó.

No me lo dijo de frente.

¿Con quién conviví todo este tiempo? ¿Qué fue realidad y qué fue mentira? ¿Algo fue cierto en este período?

No entiendo absolutamente nada.

Me duele saber que quedará como una historia más. Me enamoré. Eso no me pasa facilmente. Por primera vez no levanté las defensas que siempre me acompañan y perdí.

No sé si voy a volver a intentarlo. Hoy no.


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