Acaba el año y me quedé con ganas de amanecer el 2012 desnuda junto a él. No se si será premonitorio de los tiempos que se avecinan, pero nada ha salido en este cierre como hubiera querido. Tuvimos que cancelar el viaje, y viviendo en polos opuestos del Continente, resulta un poco difícil tener encuentros inesperados u organizar encuentros casuales. Este desencuentro no se si podrá traducirse en un encuentro próximamente pues su agenda y la mía coinciden con dificultad.
Me he quedado con la maleta lista, con una botella de vino esperando ser descorchada (Mogor Badan 2008, ¿nada mal, cierto?), un camisón de seda y encaje divino, una novela erótica de Talya Bosco (se que hay mejores, pero a él le gusta...) y bueno, mis ganas.
Quería estar con él y nadie más.
Me río pensando en las ironías de la vida. El desencuentro te separa de la persona con quién quieres estar y la voluntad de la persona que quiere estar contigo. Un amigo con derechos temporales insistía en que estuviésemos juntos en estas vacaciones. No quise porque percibo que quiere extender sus derechos más allá de lo que a mi me interesa y porque a pesar de ser un gran amante, su discurso machista me aburre. La última vez que no pudimos vernos me dijo, con un tono molesto, que entendía que yo no tuviera tiempo para él ni para mi vida privada pues estaba más interesada en trabajar y construir mi camino al éxito que en hacer vida de pareja. ¿Qué se dice en esos casos? Me reí, me reí mucho, muchísimo y el se enojo de manera directamente proporcional a mi risa.
¿Trabajo mucho y eso quiere decir que lo único que me importa es el éxito? Mi terapeuta opina algo totalmente diferente, pero bueno, con él no me acuesto y con el personaje afectado si. Supongo que la próxima vez que esté en una junta de trabajo deberé lamentar no poder estar gimiendo de placer y disfrutando la humedad que me produce el hombre en cuestión, todo por estar persiguiendo el anhelado reconocimiento que él asegura que busco. Pobre, realmente no me conoce.
En todo caso, el hecho es que el próximo domingo amaneceré vestida, sin mi camisón de seda y sola, añorando el cuerpo que llevo meses esperando disfrutar y la compañía que tan feliz me hace. Supongo que es el costo de vivir esos placeres secretos y furtivos.
Nos vemos el próximo año. Que lo empiecen envueltos en sudor y con muchos orgasmos.
2 comentarios:
Bueno, los juegos del azar son así. Me gusta el desenfado y naturalidad con que lo abordas todo, los personajes comunes que defines. Reflexiono: quizá aunque seamos muchos no seamos tan diferentes, ¡qué palo!
Confío en que tu espera se vea recompensada con un descorche extraordinario.
Besos,
J.
J,
Así es el azar y lo único que queda en la vida, si se es senstato, es seguirle apostando a él.
También espero ese descorche, gracias.
C
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