
Por supuesto, que Dios bendiga a Demi Moore por atreverse a hacer algo que a las mujeres se nos ha negado mucho tiempo: tener parejas más jóvenes. Claro, que si yo fuera ella, con Ashton Kutcher también me hubiera apuntado.
Siempre me he preguntado por qué la sociedad ve con buenos ojos que un hombre de cuarenta salga con niñas de veinte años. Entiendo perfectamente bien lo que les gusta a ellos: las carnes duras, la energía y la vitalidad. También entiendo que las mujeres de cuarenta y pico podamos parecerles menos atractivas (no entienden de lo que se pierden) pero no deja de parecerme nefasto. Ahora bien, hay que reconocer que muchas mujeres a nuestra edad llegan habiendo decidido años antes que eran viejas y feas y eso es lo que proyectan. No reflejan el menor gusto por la vida ni ganas, o al menos un dejo de interés, por sentirse atractivas. Cuesta trabajo, lo sé, sé perfectamente bien de lo que estoy hablando y del desafío de redescubrir nuestra belleza a esta edad. No es, sin embargo, imposible y ese es el reto.
Bueno, volviendo a Demi y su glorioso marido, el hecho de que ella se atreviera no sólo a salir sino a casarse con un hombre muchos años menor que ella me parece un acto de valor indescriptible. ¡Es valiente la mujer, qué ni qué! Así como entiendo a los hombres que las prefieren más jóvenes, debo decir que también entiendo a las mujeres que los prefieren de menos años.
Seamos sinceras, y hombres, si tienen un poco de sensatez, esto también les interesa. Los hombres a partir de los cuarenta entran en la etapa famosa crisis de la edad que se expresa persiguiendo jovencitas. Lo que no han descubierto aún, es que ello no necesariamente son atractivos. Si, hay unos cuarentones y cincuentos absolutamente apetitosos, pero hay muchos que se han abandonado a sí mismos, están barrigones y no se mantienen sanos. ¿Creen que a una mujer le resulta atractivo eso? Hay que decirlo también, hay mujeres a las que lo que les resulta atractiva es la cartera que estos señores pueden tener, pero no les atrae su humanidad.
A mi, en lo particular, me gustan los maduritos, pero reconozco que no son tan vitales como los más jóvenes que yo. Los cincuentones y de sus alrededores tienden a tomarse la vida muy en serio, lo cual no deja de resultar irónico pues es cuando su vida -y la nuestra- va en el trayecto final y posiblemente es cuando más deberíamos reírnos de todo. Son necios y llevan muchos años de hacer exactamente lo que les viene en gana y tienen prácticamente nula voluntad de hacer cambios en su vida para permitir que una mujer con historia y necesidades propias se sume a sus proyectos. Es más fácil "moldear" a una jovencita que negociar con una madurita.
Los hombres jóvenes nos inyectan energía. Se sienten bien saliendo con una mujer mayor (edipos aparte) y nos suben la autoestima ¿o no? El saber que un hombre joven que podría estar con una mujer de su edad o menor prefiere nuestra experiencia y aplomo y ni que decir de nuestra particular belleza.....¡es v i v i f i c a n t e!
Por eso, "Dios bendiga a Demi Moore".